Una verdadera obra de arte se teje en Pile

(Quito, Pichincha. 24-09-2018).-  La comuna de Pile es una población ubicada en la provincia de Manabí, una localidad reconocida a escala mundial donde crece la paja toquilla que se utiliza para tejer a mano los sombreros más finos del mundo. Este tejido tradicional fue declarado el 5 de de diciembre de 2012 como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad por la Unesco.

Pile es una comunidad de Montecristi donde el setenta por ciento de la población se dedica a la elaboración del sombrero fino de paja toquilla, razón por la cual es visitada por turistas extranjeros, principalmente.

Historia

El legendario sombrero de paja toquilla tiene más de 5 mil años de historia en Ecuador, con evidencias de su existencia en las culturas precolombinas Jama Coaque, Chorrera, Manteña, entre otras. En aquel entonces, la forma de esta prenda era muy básica  parecida  a las alas de un murciélago y tomaba el nombre dee “tocados” o “tocas”.

Los primeros sombreros de paja toquilla se exportaron desde Ecuador a Norteamérica, Centroamérica y Europa durante la primera mitad del siglo XX  y se comercializaron mayormente a través del canal de Panamá, de allí la confusión con su nombre. Y se hicieron famosos luego de que una foto diera la vuelta al mundo del entonces presidente de los Estados Unidos, Theodore Roosevelt, mientras portaba uno.

"Pile es una comunidad llena de historia y de saberes ancestrales, gracias a los cuales se tejen los sombreros finos de paja toquilla. Esta es una tierra de emprendedores y gente trabajadora que, día tras día, se dedican a la confección de estos accesorios"

Proceso

El sombrero de paja toquilla se teje con las fibras de una palmera que crece en las costas del Ecuador. Los agricultores cultivan los toquillales y recogen los tallos antes de separar la fibra de la corteza externa.  Después de haber hervido la fibra para eliminar la clorofila y haberla puesto a secar para su blanqueamiento, los tejedores preparan con ella el patrón, la copa y el ala del sombrero. Luego, la lavan, blanquean, hornean, planchan y prensan para ultimar la fabricación.

Comunidad de Pile

Pile es una comunidad llena de historia y de saberes ancestrales, gracias a los cuales se tejen los sombreros finos de paja toquilla. Esta es una tierra de emprendedores y gente trabajadora que, día tras día, se dedican a la confección de estos accesorios. Pile es una pequeña comunidad ubicada a 30 kilómetros de Montecristi. En esta comunidad hay unas 400 personas que están ligadas a la elaboración de sombreros finos y otros derivados de la paja toquilla, afirma Wilson Alarcón, presidente de la comunidad de Pile perteneciente al cantón Montecristi.

Las hábiles manos de Manuel Mera, artesano de la localidad cuenta que la elaboración de un sombrero fino toma algo más de un mes y medio. Sin embargo puede durar hasta ocho meses, según su calidad y finura. Para la elaboración del accesorio de deben superar más de 30 pasos, desde la selección y cosecha de la paja toquilla hasta finalmente el grado del sombrero. Mientras más fina sea la paja utilizada para tejer el sombrero, más complicado es el trabajo, nos cuenta este emprendedor.

Manuel indica que muchos aspectos influyen en la jornada laboral. Si el sol está muy fuerte  la paja se puede echar a perder. Los sombreros son elaborados en Pile pero los detalles se afinan en Montecristi. Muchos de estos artesanos crecieron tejiendo sombreros, pues cuando eran niños dedicaban tiempo a esta labor después de cumplir con las tareas de la escuela.

Precio y calidad

Los conocedores saben que el sombrero de paja toquilla más fino del mundo proviene de Ecuador. Mencionan ciudades como Montecristi y Cuenca. En Cuenca se producen y exportan a gran escala sombreros de paja toquilla de calidad estándar, mientras que es en Pile donde se tejen los sombreros más finos del mundo.

Los precios de un sombrero, dependiendo de la calidad y de su finura, pueden ir de 100 a 30.000 dólares y se estima que puede tener una vida útil de hasta 80 años.

El sombrero de paja toquilla que se sigue confeccionando manualmente; un producto netamente ecuatoriano que ha conquistado los mercados más exigentes de Europa y América del Norte, y le ha permitido a Ecuador posicionarse turísticamente con  los cuatro mundo Andes, La Costa Pacífica, Amazonía y Galápagos.