Martes, 5 de enero de 2021

(Riobamba, Chimborazo).- Este año, Píllaro destino turístico de la provincia de Tungurahua revive la Diablada Pillareña de manera virtual, recordando la tradicional fiesta llena de coloridos personajes, declarada Patrimonio Cultural Inmaterial del Ecuador, el 29 de diciembre del 2008.

El 01 y el 06 de enero el Gad Municipal ha coordinado dos presentaciones simbólicas de la Diablada transmitidas en vivo a través de la Fanpage GADM Píllaro, evento cultural que cada inicio de año muestra el gran potencial patrimonial a través del folclore, historia y tradición.

El objetivo de la organización es revitalizar el patrimonio de las fiestas tradicionales del país, siendo la cultura un eje vital que debe permanecer latente en los ecuatorianos.

Los diablos, que suelen salir a bailar los seis primeros días de enero por las calles de Píllaro, trasladaron su festejo al 01 de enero a través de medios virtuales.

Además, este miércoles 06 de enero la transmisión iniciará a las 12h00. Acatando todas las medidas de bioseguridad participarán más de 40 bailarines entre diablos, parejas en línea, guarichas, capariches y banda de pueblo.

La actividad se realizará con los cabecillas de cada comunidad que conforman el cantón, que son parte de la Diablada Pillareña, transmitiendo sus experiencias y conocimientos a las nuevas generaciones.

Además, Píllaro forma parte de los destinos bioseguros del país, ya que ha sido distinguido con el Sello Safe Travels que garantiza el manejo e implementación de los protocolos y medidas de bioseguridad en su servicios turísticos.

#MeQuedoEnEcuador para disfrutar las grandes riquezas culturales y volver a recorrer el país respetando todas las medidas de bioseguridad, y sumándome a la reactivación y recuperación del turismo por todos sus rincones.

Dato cultural:

La Diablada Pillareña se originó en los sectores rurales de Píllaro, según relatos de los pobladores fueron los jóvenes de la parroquia Marcos Espinel y el barrio Tunguipamba quienes salían en la noche a dar serenatas, causando malestar y celos en los hermanos de las mujeres que recibían los cortejos. Así, los familiares se disfrazaban con sábanas blancas y caretas con cachos de venado provocando ruidos tétricos con un cabresto seco para infundir miedo a los jóvenes visitantes.