Diversidad cultural del Ecuador, celebrada en la tradicional Fiesta de la Mama Negra

(Latacunga, Cotopaxi. 05.11.2016).- Son cuatro mundos, en un solo país, el mismo que es conocido mundialmente, por ser el más biodiverso del planeta. En la tradicional fiesta de la Mama Negra, se muestra, en cambio, su diversidad cultural. Esta celebración, Patrimonio Cultural Intangible de la Nación, es una expresión sincrética de distintos pueblos, que llegaron hace siglos y habitan hasta la actualidad, en la mitad del mundo: Ecuador.

Entre el Cotopaxi y los Illinizas, como pensil de la Sierra Andina, está Latacunga, cuna y sede histórica de la Mama Negra. Es precisamente su ubicación geográfica y la topografía de la zona, lo que ha influido en la creación de la fiesta. Tras la erupción del Titán de los Montes, como se conoce al volcán Cotopaxi, en 1742, los habitantes de Latacunga quedaron conmocionados y vivieron en temor. Por este motivo, según cuenta el historiador latacungueño, Eduardo Paredes Ortega, la devota María Gabriela Quiroz, propietaria de hacienda Cunchibamba y molinos en el barrio Caliente, institucionalizó la fiesta en honor a la Virgen de la Merced, proclamándola patrona contra las furias del volcán. Es importante mencionar que el origen y la originalidad de la fiesta es tema de debate. Sin embargo, ahí se encuentra la riqueza e importancia del festejo: es una mezcla de expresiones indígenas, mestizas, afrodescendientes y españolas. Es decir, celebraciones consideradas paganas, ‘adaptadas’ a tradiciones religiosas.

MAMA NEGRA 2016

Es la mañana del 5 de noviembre de 2016, el cuarto día de un largo feriado que durará cinco. Pero en Latacunga, la fiesta está por alcanzar su punto máximo. Es el día en que los carros se hacen a un lado, y las calles principales están llenas de peatones, latacungueños, ecuatorianos de todos los rincones, y extranjeros de este y otros continentes están en el centro de la ciudad, porque no quieren que se los cuenten: tras su suspensión en 2015, por la actividad del Cotopaxi, las bandas de pueblo, comparsas, danzas, máscaras, caballos, volvieron a vestir de fiesta a la urbe.

Son las 08h00, y junto al nuevo puente Galo Torres, ubicado en el sur de la capital provincial, se puede divisar una marea multicolor. Miles de participantes del desfile, entre músicos, bailarines, personajes con disfraces de loeros, carishinas, caparichis, payasos, huacos, champuseros, ashangueros, curiquingues, cholas ofrenderas, entre otros, forman un paisaje festivo andino, musicalizado por las bandas de pueblo. En medio, cámaras fotográficas y de video, registrando ensayos y las primeras manifestaciones de fiesta.

Rodeado por payasos con máscaras blancas, azules, rojas y amarillas; loeros, con caras pintadas de negro; carishinas, hombres maquillados, con camisones largos y pelucas; estaba Jorge Rosero, quien fue designado como Rey Moro. Este personaje disfrazado con una capa larga y un turbante alto, como uno de los reyes de Oriente, simboliza a los moros, que eran enemigos de los españoles y no profesaban la religión Católica, sin embargo, mostraban respeto por la Virgen de la Merced. Resulta complicado conversar con Rosero, en medio de tantos requerimientos de fotografías. Pero se muestra alegre y no le niega una foto a nadie. “Es una gran satisfacción ser personaje, todo el mundo lo ovaciona y lo quiere”, manifestó, a la vez que agradeció y dio la bienvenida a los miles de turistas del Ecuador y el mundo, que llegaron a ser testigos de esta “fiesta internacional”, como la calificó por su gran convocatoria.

La fiesta tiene varios personajes principales. La protagonista es la Mama Negra, que está caracterizada por un hombre a caballo, que viste una falda larga, con encajes en su parte inferior, una blusa con colores llamativos y cubre su espalda vistosos pañolones. Se pinta el rostro de negro y los labios de rojo. En sus manos lleva un chisguete, y en la otra, a una pequeña muñeca negra llamada Baltasara. Este año, Ángel Vidal Rocha representó al personaje.

Otro de los personajes que dio gusto a los visitantes que pedían fotos, fue el Ángel de la Estrella, representando por Wilson Naranjo Estrella. En representación al arcángel Gabriel y a la religión Católica, se pinta el rostro de blanco, al igual que el traje que viste. Lleva una estrella en su mano derecha que la mueve de abajo a arriba cuando recita alguna loa, en honor a la Virgen de las Mercedes.

Con una bandera multicolor y un traje de corte militar, está El Abanderado, caracterizado por Christian Tinajero. Rodrigo Agama Jácome representó a El Capitán, otro de los personajes centrales. Los favores y plegarias realizadas a la Virgen de la Merced, son dirigidas a él. Representa al corregidor y es, en teoría, el único que tiene derecho a bailar con la Mama Negra.

No solo se escuchan bandas y ¡Viva La Mama Negra!

Impresiona el aguante de los latacungueños para la fiesta. El desfile arrancó pasadas las 09h30, en la intersección de la avenida Quito y calle Catalina Rivera. Y aunque atravesó la ciudad de sur a norte, la intensidad de la celebración jamás bajó: las decenas de miles de turistas y público apostado en las veredas, bailó con el paso de las bandas de pueblo, y los personajes mantuvieron encendida la fiesta por todo el trayecto, que estrenó nuevo recorrido en esta edición. Según señaló el Alcalde del cantón, Patricio Sánchez, el nuevo trayecto se definió, con el objetivo de lograr activación económica de más sectores. Considerando que la fiesta convocó a decenas de miles, se podría asegurar que, comercialmente inclusive, fue un éxito. Por ese motivo, y con días de anticipación, Latacunga registró una ocupación hotelera del 100%. Esto motivó a que varios turistas se hospedaran en ciudades cercanas.

El sol y los colores de los disfraces volvieron radiante a la fiesta, y fueron coadyuvantes, para que las miles de fotos que hoy circulan en las redes sociales (#ElMejorFeriadoEC y #MamaNegra), tengan un colorido festival con hermoso cielo celeste. Pero el astro rey, fue aliado también de las otras voces que se escuchaban, además de ¡Viva La Mama Negra!: la de los comerciantes. Se vendía de todo para aplacar la caliente mañana: jugos fríos de naranja y coco, granizados, helados de salcedo, sombreros, entre otros. Lo único que no se ofertó, y es necesario tenerlo en cuenta para asistir a las próximas ediciones: bloqueador solar.

La otavaleña Rocío Antamba, junto a su esposo, Wilson Artos, están en todas las fiestas de la sierra norte y centro (Chagras de Machachi; Cacería del Zorro, en Ibarra; entre otros). Ofrecen al público sombreros fabricados a mano y 100% de lana. “Existe mucha competencia, pero la idea es venderlos todos (alrededor de 200 sombreros)”, comentó Antamba, a quien se puede visitar en en la parroquia San Juan de Ilumán (Otavalo), donde vive y fabrica sus productos.

En medio del ambiente festivo, muchos vivían una jornada comercial. Afuera de las casas, los propios dueños de viviendas, también se ofrecían –por el precio de dos dólares- bancos y sillas, para esperar el paso del desfile. Pero artesanías, piqueos y comida típica ecuatoriana (hornado, cebiches, encebollados, chugchucaras, allullas, quesos de hoja, entre otros) también estaban a la orden del día. Y no solo los turistas comían, sino que por ejemplo, varios comerciantes aprovecharon que, mientras esperaban el turno de la salida de su comparsa, los participantes se venían en la necesidad de “recargar fuerzas”, para aguantar el trayecto, que terminó, pasadas las 17h00, en el sector El Carmen, al norte de la urbe.


 

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