[Campaña Montaña] «Montañismo: una actividad espiritual»

(Quito, Pichincha. 06-07-2018) “Los logros familiares y afectivos son pequeñas cumbres en las que pienso al ascender las montañas” afirma Ramiro Garrido, vicepresidente de la Asociación Ecuatoriana de Guías de Montaña (ASEGUIM), asociación creada a principios de los años 90 en respuesta a la demanda de la creciente industria turística de aventura y al requerimiento de profesionales de montaña.
Ramiro recuerda que en sus vacacionales de la infancia, junto a su familia, solía atravesar la cordillera de los Andes en vehículo. Allí su padre le hacía preguntas relacionadas a la ubicación de las montañas o entre qué provincias se encontraban determinados nevados. Así desde pequeño, despertó interés por los mismos, pero fue en una huerta en casa de sus abuelos, en la provincia de Bolívar, cuando al observar al Chimborazo se planteó la meta de conquistar los Andes ecuatorianos. Esto le inspiró a unirse a clubes de montaña donde adquirió sus primeras destrezas.
La especialización de los guías es uno de los pasos, ya que considera que también es importante incentivar a la sociedad a practicar un montañismo seguro, que se conjugue con el respeto por la vida de los deportistas y el cuidado al medioambiente.
Hoy, a sus 38 años, Ramiro es guía de montaña con certificación internacional. Esto lo ha logrado gracias a su amplia experiencia de ascenso y trekking en las montañas de Ecuador, Perú, Bolivia, Australia, Italia y los Alpes. Para él, la formación de guías especializados en montaña es determinante ya que resulta necesario contar con profesionales capacitados que apoyen en el disfrute seguro de esta experiencia. Bajo este contexto, la ASEGUIM, ha encaminado su trabajo a fortalecer, capacitar y actualizar a los guías. Quienes se especializan en esta asociación poseen estándares internacionales, pues esta organización forma parte de la Unión Internacional de Guías de Montaña. Sin embargo, para Garrido la especialización de los guías es uno de los pasos, ya que considera que también es importante incentivar a la sociedad a practicar un montañismo seguro, que se conjugue con el respeto por la vida de los deportistas y el cuidado del medioambiente.
La seguridad: un factor esencial
La ASEGUIM cuenta con 160 miembros, entre los cuales se encuentran guías, aspirantes y el directorio. Entre todos buscan impulsar el turismo de aventura en montañas, haciendo de esta práctica una actividad segura y responsable. Están conscientes de que el montañismo es un deporte de riesgo. Ecuador, gracias a su diversidad natural, posee elevaciones de alta y media montaña. Según la experiencia de Ramiro, los Andes ecuatorianos reciben viajeros de todo el mundo. Deportistas de norte América, Alemania, Austria, Francia, España, Inglaterra, Rusia y América latina, practican alta montaña. Los asiáticos, por lo general, realizan media montaña y senderismo. De estos grupos, el 90% contratan los servicios de un guía especializado, de los cuales 30% son ecuatorianos y 70% son extranjeros.
Ascender las montañas implica un proceso de preparación física y mental. Para Garrido, el montañismo es una actividad espiritual que podría ser asumida como una metáfora de la vida cotidiana: “cuando una persona emprende un negocio, además de buscar el financiamiento y los recursos, debe proponérselo, tener las agallas y resistir hasta que el proyecto fluya”. Lo mismo sucede con las montañas. Es necesario entrenarse previamente para el ascenso, se requiere la energía y el ánimo necesario que permita llegar a la cumbre.
Actualmente, la ASEGUIM busca tener más presencia en la sociedad. Para ello, a más de desempeñar sus funciones, apoya en rescates y participa en iniciativas ciudadanas y gubernamentales que conviertan a los Andes ecuatorianos en un destino seguro para quienes buscan conquistarlos.