Los ‘diablos’ bailan en La Merced en cada Viernes Santo

Quito (01-04-2013).- Luciendo vestimentas negras y rojas; y portando máscaras decoradas de colmillos enormes y lenguas salidas, 23 diablos participaron en la Procesión de las Estaciones que se realiza cada Viernes Santo en el Barrio San Francisco de parroquia La Merced, ubicada en el Valle de los Chillos de la provincia de Pichincha.

La tradición de los Diablos de La Merced es una herencia familiar; según las creencias andinas quien decide ser diablo debe cumplir 12 años seguidos realizando ese rol, y cuando acaba su ciclo debe dejar un heredero.

Paul Quimbiulco, fue nombrado “capataz de los diablos” este año, y explica que heredó el puesto de su padre, quien también fue líder; “salir de diablo fue como estrenarme en la tradición de mi pueblo… mi familia y la comunidad esperan que realice un buen papel”, manifestó.

Ser un personaje que representa el mal tiene su costo, aclara Quimbiulco, para ser diablo se necesita carácter fuerte para no tener pesadillas. También se necesita un buen estado físico, “la máscara y las botas pesan y hay que recorrer toda la parroquia… la máscara quita visibilidad y no se pueden ver los baches o huecos en la vía.

 Cada uno de los 23 diablos que forman parte de la procesión de la Semana Mayor elaboran su propia máscara. Algunas son hechas con materiales reciclables como papel y cartón, “usamos cuernos naturales y pintura… ser diablo no es solo colocarse una máscara, un disfraz y asustar a las personas que van a la iglesia. Cuando me coloco la máscara asumo la responsabilidad de mantener viva las tradiciones del pueblo al que pertenezco”, dijo Quimbiulco.

Antes de salir a la procesión los diablos cumplen un ritual, que consiste de sahumar la máscara, después el capataz les brinda un vaso de “trago” y les da un fuetazo con un cabestro (una correa hecha con cuero de vaca). Los diablos en la madrugada del Viernes Santo se reúnen en la casa del capataz, donde reciben alimentación desde el Viernes Santo hasta el Domingo de Resurrección.

El recorrido

La Procesión de las Estaciones arranca desde los patios de la capilla del barrio San Francisco, donde se hace una representación de los últimos días de la vida de Jesús. Desde este lugar los creyentes caminan hacia la calle Ilaló, hasta llegar a la iglesia central.

A este acto se suman los que representan a las ‘almas santas’ que llevan atuendos oscuros, ocultan sus rostros y usan ‘bonetes’ de nueve metros de alto decorados con cintas de colores que representan sus pecados.

En la procesión también participan ángeles, apóstoles, cucuruchos, soldados romanos, centuriones y santos varones que conforman el cuadro vivo que se ubica en la Plaza Central de la Parroquia.

La manifestación la encabezan quienes representan el Vía Crucis de Jesús. A ellas les siguen los pingulleros (ancianos de la comunidad que tocan instrumentos de viento y tambores) y el padre que relatando cada pasaje bíblico. Esto lo hace mientras los diablos siempre intentan interrumpirlo, pues su misión es evitar que la gente pueda “escuchar la palabra del señor”, explica Sebastián Almeida, técnico de rutas turísticas de Quito Turismo.

Ya en la iglesia, después de la misa, los diablos sueltan fuegos pirotécnicos y salen a bailar en el patio central festejando la resurrección de Jesús.

(CM)


 

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