Quema del año viejo en Ecuador, una tradición cargada de emotividad

Quito (31-12-2015).- En 1895, la amenaza de una fiebre amarilla para los habitantes de la porteña ciudad de Guayaquil fue el inicio de la tradicional costumbre de quemar al “año viejo”, un monigote elaborado con aserrín, papel, ropa vieja, entre otros elementos, que dan el paso a la creatividad, el buen humor y los buenos deseos que se funden en un abrazo con familiares, amigos y vecinos a las cero horas del 31 de diciembre de cada año.
Datos históricos señalan que en aquella época, la población de Guayaquil se vio amenazada por un brote de fiebre amarilla por lo que, como medida de protección sanitaria, se recomendó confeccionar ramadas y monigotes de paja con los vestidos de los parientes que habían fallecido. Estos eran colocados en la vía pública el último día del año y a las cero horas se los quemaba, a fin de ahuyentar la peste y con la esperanza de dejar atrás todo lo malo, para iniciar un nuevo lleno de esperanzas.
Con el pasar del tiempo se ha ido modificando esta tradición en todo el país hasta convertirse hoy en una fiesta de gran humor, algarabía y picardía. En el caso de Quito, la capital de los ecuatorianos, la denominada “sal quiteña” ha incorporado las viudas, (hombres vestidos de “voluptuosas” mujeres), que lloran “al viejito que se va… y que piden a los transeúntes una limosnita para enterrarlo”.
Xavier Pérez, quiteño nacido en el barrio La Floresta, recuerda que desde hace 35 años la tradicional avenida Amazonas, centro-norte de la ciudad, se ha convertido en la puerta de entrada de esta celebración por el Concurso de Años Viejos, que cada año convoca a miles de turistas nacionales y extranjeros, que llegan para disfrutar del humor del que los quiteños hacen gala en esta celebración; es en esta fiesta donde se da rienda suelta a la sátira de la que no se salvan ni los santos, agrega.
A esto se suma, añade Pérez, el tradicional testamento del Año Viejo, que es leído por un “notario”. El texto está lleno de humor y bromas, pues se deja de herencia bienes “ajenos”, amores imposibles, recetas para salir de pobres, para rejuvenecer, para cambiar de genio, se recomienda “mejorar cualidades, superar defectos, odios y rencores”, para dar paso a la alegría y esperanza de mejores días en el nuevo año. El testamento no es otra cosa que una evaluación crítica-humorística de lo vivido durante el año que termina, asegura.
Mientras tanto en Guayaquil, cuna de los “monigotes”, los muñecones y gigantes figuras de cartón poco a poco han ido reemplazando a los de aserrín, papel y ropa vieja. Familias enteras han visto una fuente de ingresos en la confección de estas figuras, que son ofertadas desde el 25 de diciembre en puntos estratégicos de la ciudad.
Francisco Quimis, habitante del Guasmo Sur, señala que junto a su familia cumple ya 25 años de elaborar los muñecones, cuya elaboración inicia a mediados de año con la definición de la temática, que en muchos casos responde a personajes del cine y series de televisión, a lo que se suman hechos y personajes de la vida nacional. Los costos de estos muñecos varían de acuerdo con la complejidad de su elaboración, el más pequeño y fácil cuesta USD 10 y el más complejo puede superar los USD 500, asevera, Quimis.
Gladys Franco, habitante de la parroquia Pomasqui del cantón Quito, asegura que la tradición manda como cábala servirse 12 uvas a las cero horas, para que nunca falte el alimento en casa; correr por la cuadra de su casa con maleta en mano, para garantizar que viajará en el nuevo año; escribir todo lo malo que ha ocurrido en el año y quemarlo junto al monigote de año viejo para que se aleje la mala suerte, vestir ropa interior amarilla para atraer a la suerte. Otra cábala que realizamos es poner dinero en un bolsillo o en tu zapato y olvidarnos que está ahí para que de esa manera no nos falte dinero en el nuevo año, agrega.
Esta celebración concluye con un brindis entre familiares y/ o amigos, mientras tanto, se ha vuelto una tradición que miles de ecuatorianos reciban al nuevo año en las playas en medio de música, danza, fuegos artificiales como parte de nuestra cultura.
MYV